El muro de Berlín, la Gran Muralla china. El Muro de las lamentaciones en Jerusalén o el muro de la Paz en Belfast son algunas de las paredes más famosas del mundo. Todas ellas han servido para separar dos lados, para evitar que uno y otro bando se diesen la mano y para evitar reconciliaciones.
No obstante, hay un lugar donde ni el muro pudo separarlos. Bienvenidos al Cementerio de Roermond, en los Países Bajos. En él podremos encontrar la Tumba de las manos, dos tumbas separadas por un muro pero unidas al mismo tiempo. Esta es su historia.
Jacob Werner Constantin van Gorkum y Josephina van Aefferden se casaron en 1842. El matrimonio fue controvertido desde el principio: sus familias habían luchado en bandos opuestos durante la guerra, él era 11 años mayor que ella, ella era de la nobleza y él un plebeyo….. y, sobre todo, ella era católica y él protestante.
Al morir Jacob fue enterrado en la sección protestante del cementerio del pueblo. Cabe decir que en 1785 el Emperador José II ordenó ampliar el cementerio tras la prohibición de enterrar a la gente dentro de las iglesias y murallas de la ciudad. El arquitecto Pierre Cuypers fue el encargado de la remodelación, separando secciones para los entierros católicos y protestantes.
Pero volvamos a la historia. La viuda de Jacob deseaba ser enterrada junto a él en lugar de en el mausoleo familiar, pero era católica, y eso quería decir que al morir sus restos no podrían descansar junto a los de su amado.
Tras su muerte, en 1888, sus hijos cumplieron sus últimos deseos: una tumba al otro lado del muro que separaba la zona protestante de la católica en el cementerio unida a la de Jacob por dos brazos que cruzaban la pared y se tomaban de la mano. De esta manera los restos de ambos estarían unidos eternamente y no habría muro que pudiese impedirlo.
Deja una respuesta